-¿Qué pasa?
-Nada, me gusta verte reír. Hace mucho que no lo hago.
-Hacía mucho que no te veía.
-Pero.. ¿Ya no reías entonces?
-Para ser sincero, al principio no. Pero luego aprendí a sonreír otra vez.
-Me gusta tu sonrisa, parecés feliz.
-Lo soy.
-Está bien. ¿Me abrazás?
-Eso no se pide. Pero sabés que me gusta abrazarte.
-Y a mi me encanta que me abreces. Mejor dicho, me encantaba.
-Lo se, me lo decías siempre.
-¿Qué nos pasó?
-¿A qué te referís?
-No se. Abrazarte se siente tan bien. ¿Por qué dejé de pedírtelo?
-Yo también dejé de hacerlo.
-Si...
-Igual eso ya no importa. Pasó tanto tiempo...
-¿Te acordás de este lugar?
-Claro que si. Fue donde vinimos a hablar por primera vez. Se ve toda la ciudad.
-Exacto. A pesar de todos los lugares a los que fui. De todos los países que visité. Este sigue siendo el lugar más especial del mundo. Pero no se si es el lugar, o es lo que significa.
-Cierto que le diste la vuelta al mundo. Ese viaje lo íbamos a hacer juntos.
-Las cosas no siempre salen como uno las planea. Es lo que me enseñó la vida.
-Aún nos queda mucho por aprender.
-Si. Aún somos unos niños. Y lo éramos aún más en aquel entonces. No supimos manejar tantas cosas.
-Nunca tuvimos ese equilibrio que tanto anhelábamos.
-Al fin coincidimos en algo.
-Que hermosa te ves. Te están saliendo arrugas en los ojos y aún así te ves tan hermosa como siempre.
-Y canas, no te olvides de que también me están saliendo canas.
-Si, tus canas. Siempre fueron tu trauma.
-Ves, estás sonriendo de nuevo.
-Si, y vos llorando.
-Te extrañé.
-Yo también.
No hay comentarios :
Publicar un comentario