A las cuatro de la mañana el whisky me hace invencible
y el cigarrillo no me mata.
y el cigarrillo no me mata.
Es cuando odio a mis musas,
porque nunca te llaman.
y tu aún no me amas.
Deseo servirme otro vaso,
ya no existen las hadas.
en ese eterno desfile que no te logra reemplazar.
Es un enorme vacío existencial
sólo en mis cuentos te puedo encontrar.
antes de que el Sol salga y ya no pueda despertar.
Entre distintos abrazos no te
logro olvidar.
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