Cualquier semejanza con la realidad puede que no sea mera coincidencia

Ahora en Medium

  • norte - Mi corazón idiota, como dice la canción, pero ya no brilla. Recorro tus calles, en silencio, algo falta. Alguien falta. Fantasmas que me visitan en sueños...

lunes, agosto 4

Historias: El botón de reinicio

Eran casi las diez de la noche cuando te encontrabas ahí, sentado en aquella sala tan peculiar. No sabías si era el olor a incienso o el aire caliente que provenía de la estufa lo que te hacía sentir algo mareado. Habías ido hasta allí para realizar una entrevista a un gurú que supuestamente sabía los secretos de la vida y estaba dispuesto a revelarte un par para publicarlos en la revista en la cual trabajabas.

El gurú era un tipo bajito y pelado, un viejo con cara de bueno. Hablaba muy pausado y eso hacía que por momentos sintieras ganas de bostezar y echarte a dormir mientras escuchabas su relato. Te estaba contando de los verdaderos Dioses, te decía que eran muchos en realidad pero que actualmente solo tres estaban mirando a la Tierra, los demás se habían ido a otros mundos porque la humanidad era simplemente aburrida.

—Y cómo te iba contando, los demás Dioses se aburrieron y se fueron, quedaron acá tres, que son los más venerados actualmente en occidente y medio oriente —te decía el viejo.

—¡Ah! —exclamás mientras tomás notas.

—Si. Es muy interesante. Pero lo más interesante pasó cuando estos Dioses que quedaron también se aburrieron. En vez de irse, decidieron hacer un juego, una especie de regalo y castigo a la humanidad, lo llamaron “El botón de reinicio” —te sigue contando con la misma tranquilidad de siempre.

—¿El botón de reinicio? —preguntás, ahora si un poco más interesado en el tema.

—Dejame explicarte, el botón de reinicio consiste en, como ya lo dice su nombre, en un botón que va cambiando de lugar todo el tiempo, hoy puede ser la llave de luz que está al lado de la puerta, pero la próxima vez puede ser el botón de un ascensor en alguna casa de masajes de Bangkok. El botón cambia de lugar cada vez que es presionado.

—¿Pero qué hace exactamente ese botón?

—Reinicia al mundo, como si fuese un juego de esos que están de moda ahora. ¿Viste cuando perdés una vida y querés volver a empezar? Así funciona. Es más, creo que esa idea de los juegos pudo haber salido de algún vivo que se enteró del botón, o habrán sido los Dioses mismos que mandaron esto, así nos podemos divertir como ellos.

—¿Pero cómo lo reinicia exactamente? —ahora estabas fascinado ante las palabras del gurú, no sabías si eran ciertas o tan solo se trataba de un invento provocado por los delirios de un anciano que casi llegaba a los cien años de vida.

—Digamos que el mundo vuelve exactamente al mismo punto en el que se encontraba la última vez que fue presionado el botón, y luego desaparece hasta que pasa el tiempo desde el punto al cual se regresa y el punto en el cual se presionó luego, a partir de ahí el botón comienza a vagar por el planeta de forma aleatoria, esperando a que alguien vuelva a reiniciar todo. Entonces se van creando muchas realidades distintas, se van generando cambios.

—¿Quiere decir que si lo presiono ahora y vuelvo a un punto, supongamos de tres días atrás, tendrían que pasar esos tres días para que el botón pueda volver a ser presionado? ¿Y nadie lo nota? —preguntaste mientras tomabas cada vez más notas y tratabas de imaginar todo aquello y de entenderlo, aunque te costaba mucho.

—Más o menos, sí. Lo interesante es que todas las personas que murieron desde el último reseteo van a poder volver al instante de su muerte y tienen una especie de regalo, digamos que pueden saber con un minuto de anticipación lo que va a suceder. Es un gran rompecabezas que tarda mucho en completarse. Es caos, y es hermoso —dijo y luego continuó—. ¿Nunca estuviste a punto de cruzar la calle y dudaste por un segundo? ¿Nunca tuviste una corazonada de qué tal vez ese día sería mejor ir caminando al trabajo que en tu auto? ¿Nunca sentiste que la muerte estaba cerca de ti y que la habías esquivado magníficamente y por poco? Bueno, todas esas situaciones se dieron a causa de éste reseteo.

—Sí, muchas veces —respondiste sin poder agregar más palabras, estabas atónito. Nada de aquello tenía mucho sentido, pero por alguna razón le habías creído. Luego de meditar un rato preguntaste—. ¿Pero esos cambios no crean otras realidades?

—Eso no lo sé, los Dioses aún no me lo confían. Son muy cuidadosos a la hora de darme información, hace veinte años que me están contando sobre el botón de reinicio y hace solo pocos días que me dijeron que podría revelarlo a la humanidad. Creo que piensan que nadie me va a creer. Les gusta hablar con gente de aspecto lunático y contarles secretos pues saben que nadie gastaría un segundo de vida en creer sus historias, aunque a veces se equivocan y es ahí cuando nacemos los gurúes. Les gusta usarnos como conejillos, fijate que es muy aburrido allá arriba, son solo tres y no hay mucho que hacer.

            Estabas sorprendido, habías ido allí porque no tenías otra noticia que cubrir, esperando escuchar a un viejo hablar de jabones para descargar energías negativas o mantos mágicos que curaban el cáncer y en cambio estabas anonadado e hipnotizado ante una historia que seguramente nadie creería pero que en tu interior sabías que era verdadera. No sabías si tu editor iba a aceptarla pero estabas dispuesto a correr el riesgo.

—Una última pregunta —dijiste—. ¿Sabe usted cuándo fue la última vez que se apretó el botón o si estamos esperando a que suceda otra vez?

—Ah, esperaba que preguntaras eso —dijo mientras una sonrisa pícara se dibujaba en su rostro y sacaba un arma del cajón de su escritorio y disparaba a tu pecho sin que pudieras hacer nada—. Hasta el próximo reinicio —dijo y se echó a reír.


No hay comentarios :

Publicar un comentario

Disponible en Amazon