El café que bebo es amargo como tu recuerdo,
es caliente como tus besos, y tiene aroma a tu olvido,
algo de lo que siempre me acuerdo.
El café que bebo tiene la textura de tus lágrimas,
es oscuro como tus ojos, y fuerte como tu deseo.
Ese deseo de irte, y ahora estás tan lejos.
El café que bebo es rutinario como supiste serlo,
es aburrido como tus cuentos, y a veces no lo quiero.
Sin embargo día a día lo bebo.
Este café que bebo contradice todo lo que pienso,
es un café desechable, que no debería quererlo.
Pero aún así, aquí me encuentro, este es por ti, te lo debo.