Cualquier semejanza con la realidad puede que no sea mera coincidencia

Ahora en Medium

  • norte - Mi corazón idiota, como dice la canción, pero ya no brilla. Recorro tus calles, en silencio, algo falta. Alguien falta. Fantasmas que me visitan en sueños...

lunes, junio 10

Personal: Loca

¿Loca qué es de tu vida? ¿Conseguiste cumplir tus sueños? Yo estoy acá, remándola; tratando de ser feliz. Por momentos lo soy, no pienses que todo es caos. Me caí un par de veces, y me dolió. Me dolió porque no estabas ahí para levantarme. ¿Pero sabés una cosa? Aprendí a levantarme solo. 
Loca, esta vez es distinto; no escribo para hablarte solo de mí. No quiero decir que estoy bien ni hablar de aprendizaje o filosofía. Tampoco hablar de peleas, perros o gatos. Si te das cuenta hoy escribo en prosa. Me cansé de tantos versos. Hoy te escribo porque no hay motivos para escribirte. Como tampoco había motivos para hablarte y decirte lo que te dije un día de abril. Como tampoco había motivos para que me besaras en junio. Y sin embargo nos fue bien. Porque fueron cosas que salieron de adentro; como del alma, o del corazón.
Hoy quiero hablar de nosotros, de lo que fuimos y como fuimos. Aún recuerdo esas dos palabras que me dijiste cuando nos conocimos. Fue algo tan casual, tan espontáneo y aún así me dejaste pensando. Siempre te culpé por no tener iniciativas pero fuiste vos quien dio aquel primer paso, y eso me encantó. Loca, casi me olvido que una vez te maté, te hice mal. Rompí algo que pudo haber sido hermoso. Traté de recuperarlo y pensé que lo logré, luego la vida me haría saber que no. No se puede arreglar algo que tiene dos partes siendo solo uno. Y así fue como siempre te traté, o nos traté, siempre mirando mi lado y no el tuyo. Siempre fui yo quien arrastró todo, el que forzaba las cosas y no me paraba a ver el mundo desde tu lugar. Nunca supe comprender tus tiempos. Me lo reclamaste y como buen terco no lo quise escuchar. Hay ciertas cosas que uno no maneja y eso cuesta aprender. Como también me costó aprender que eras libre y no una marioneta que controlaba a mi antojo guiado por el miedo. Supongo que el no confiar en mí me hacía no confiar en vos. Aunque siempre aceptaste mis demonios y aprendiste a convivir con ellos; y eso fue una máxima expresión de amor. Loca fuiste valiente. Te animaste a decirme verdades que me partieron el alma; pero eran verdades al fin. Me criticabas demasiado por momentos, era el dolor de ver a la persona que más querés yendo por el camino equivocado. Que me destruyera a mi mismo te destruía a vos y eso acabó destruyéndonos a ambos.
Aún recuerdo tu sonrisa, la más hermosa de todas. Recuerdo también cuando me contaste el motivo de que sea tan linda, tan radiante. ¿Aún sonreís por la misma razón? Me acuerdo de cuando cantabas y a pesar de que no tenías la mejor voz, todo parecía más lindo cuando te escuchaba. ¿Por qué nunca cantamos juntos? Y tampoco me olvido de tu mirada, esa mirada que me dabas al despertar. La misma mirada que me dabas luego de un beso, o de un abrazo. O incluso cuando nos mirábamos frente a un espejo. Esos ojos soñadores en donde me veía reflejado; ojos que me hacían volar, estar entre nubes. Tu mirada era majestuosa, a veces hasta una pequeña lágrima caía y hacía que todo fuese aún más mágico. Tu me admirabas, y yo te admiraba a ti. 
Loca, me gustaba tu locura, tu manera de ver el mundo. Me gustaba que no supieras ni de moda ni de fútbol. Me gustaba tu manera peculiar de hablar, de acentuar las cosas. Que se te mezclaran los idiomas y las ideas. Que te gustaran las mañanas y el frío más que el calor. Que pudiera compartir pequeños momentos contigo como sentarnos y no decir nada, que a veces nos ganara la rutina y que tuvieras días en donde no estabas apasionada. Me gustaba también supieras usar la razón con el corazón y tu inocencia, que muchas veces te hacían parecer ingenua. Simplemente me gustabas vos. Y no se hacia donde voy o hacia donde me dirijo con esto. Siento que estoy repitiendo cosas que ya dije, pero en realidad nunca te dije esto. No quiero caer en un cliché, copiar palabras que leí por ahí. Porque después de todo esta carta es mía, y sobre todo es tuya. Podría decirte de como terminaron las cosas, pero eso ya lo sabés. Ambos lo vivimos y fue duro. Nos dejamos antes de dejarnos. Nos fuimos antes de que cualquiera de los dos pudiera notarlo. Y es ahora luego de andar tantos meses vagando solo por ahí que me doy cuenta de todo esto. Me doy cuenta de tu otra mirada, de tus manos frías, del dolor y del amor. Comprendí que perdimos los dos, y al final renunciamos a seguir jugando.
Contigo fui feliz; tan feliz como una persona puede llegar a serlo. Cuando te fuiste se sintió como si me arrancaran un pedazo, como si me quitaran algo de vida. Y así lo fue. Pero luego me di cuenta de que yo ya me había ido antes. Yo ya había caminado cierta distancia solo y cuando me di cuenta de eso intenté volver, pero ya no estabas. Te extrañé y te extraño. El mundo sin vos es difícil, pero se vive. Volví a sonreír como te prometí una vez y no tengo más ganas de maldecir. Aprendí que la soledad es necesaria y que el tiempo es el único que te da respuestas. Aprendí que somos dos y no uno, aunque a veces se sienta lo contrario. 
Loca, si lees esto acordate que tenemos un café pendiente, un café que nunca tomamos a pesar de que nos lo prometimos muchas veces. Espero que seas feliz. 

Disponible en Amazon